Terapia del duelo
El duelo, es una reacción natural y esperable, que surge ante una situación de pérdida de un ser querido, objeto o acontecimiento significativo.
Generalmente, se asocia a la muerte de una persona, pero existen muchos tipos de pérdidas en las que se puede hacer un proceso de duelo; por ejemplo, tras la ruptura de una relación de pareja, por la pérdida del trabajo, cuando se pierde alguna parte del cuerpo, o cuando alguna persona cercana se muda, entre otras.
Es un estado especialmente emocional, en el que se experimentan diferentes reacciones y emociones como: sufrimiento, aflicción, pena, tristeza, rabia, ira.. o bien, reacciones físicas como insomnio, sensación de náuseas, debilidad?
El proceso de duelo es el período de tiempo que necesita una persona hasta la elaboración y aceptación de la pérdida. La intensidad y la duración de este proceso difiere en cada caso, y depende de varios factores como las circunstancias, la dimensión o el significado de la pérdida.
Duración del proceso de duelo: aproximadamente oscila entre los seis meses y el año.
TIPOS DE DUELO
Diferenciamos dos tipos de duelo:
1. El duelo normal o no complicado: El duelo no complicado, es una respuesta normal ante la pérdida, en el que se pueden experimentar varios síntomas a nivel físico, emocional y conductual. En un proceso de duelo normal, se distinguen tres fases según el momento en que aparecen; no obstante, el orden de estas etapas no es rígido, la persona puede omitir o repetir alguna de ellas:
Fase de shock o negación:
En esta fase inicial, aparece la negación de la pérdida, y puede durar horas, semanas o meses. Es una reacción normal de defensa, que permite apaciguar el dolor, y perdura hasta que se consigue asimilar parcialmente la pérdida. Durante el proceso de duelo, la persona puede recaer en esta fase varias veces. Se caracteriza por:
A nivel emocional: la persona puede estar en estado de shock, sufrir de intensa tristeza, embotamiento, ansiedad?
A nivel físico: se pueden experimentar diversas sensaciones físicas como nudo en la garganta, vacío en el estómago, opresión en el pecho, falta de aire?
A nivel cognitivo: negación, aturdimiento, confusión, incredulidad, perplejidad, sentido de irrealidad, desconfianza, no aceptación?
Reaccionar como si la perdida no se hubiera producido. Durante el proceso se pueden dar varias formas de negación; la persona puede comportarse como si nada hubiera sucedido.
A nivel conductual: se pueden manifestar expresiones de dolor como llantos y suspiros frecuentes, agitación, protestas, hiperactividad, desasosiego?
Fase de preocupación o depresión
Aparece un tiempo después de la pérdida, y se puede prolongar semanas o meses. Es un estado temporal y de preparación para aceptar la realidad de lo sucedido. Se caracteriza por:
A nivel emocional: la persona puede manifestar rabia, ira, enfado, tristeza, aflicción, alivio, anhelo, culpabilidad, autorreproche, anhedonia, ansiedad, irritabilidad?
A nivel físico: agotamiento, inquietud, debilidad, falta de energía, hipersensibilidad al ruido?
A nivel cognitivo: la persona puede tener sueños y pensamientos sobre aquello que ha perdido, desesperanza, disminución de la capacidad de concentración y de la memoria?
A nivel conductual: introversión, aislamiento (se abandonan las relaciones, actividades o ocupaciones), conducta desorganizada (descuido en el vestir, en el aspecto personal, se desatiende el cuidado de la propia salud’), apatía, indiferencia, episodios de protesta e irritación; también, pueden aparecer trastornos de alimentación (se pierde el apetito y el peso), trastornos del sueño (insomnio), síntomas depresivos o depresión?
Fase de resolución, reorganización y aceptación:
La persona aprende a aceptar lo sucedido. Se puede retornar al nivel de funcionamiento previo, se recupera el interés por las relaciones y las actividades, aparecen nuevos fines? y disminuyen los síntomas emocionales y conductuales; se consigue estabilizar los altibajos y el desequilibrio sufrido en etapas anteriores. Esta fase, suele producirse a los seis meses o al año del suceso.
2. El duelo complicado o patológico
El duelo complicado o patológico, aparece cuando la persona manifiesta síntomas y reacciones intensas, conductas desadaptativas, y es incapaz de afrontar la pérdida; todo ello, impide lograr el bienestar emocional y el funcionamiento previo, e interfiere gravemente en la vida de la persona.
Algunos de los factores que predicen un duelo complicado son:
Las circunstancias de la pérdida (p.ej., pérdida repentina o inesperada, muerte de un hijo).
La personalidad previa a la pérdida (p.ej., tener baja autoestima).
Alteraciones psicopatológicas previas (p.ej., depresión).
Falta de apoyo familiar o social.
En el caso de la pérdida de un ser querido: el tipo de vínculo con la persona fallecida (p.ej., vínculo dependiente o ambivalente).
Características del duelo patológico
Un duelo complicado o patológico puede caracterizarse por un conjunto de signos y síntomas, que aparecen de forma frecuente, y durante un período de tiempo más largo del considerado normal:
Dificultad para aceptar la realidad de la pérdida.
Recuerdos, fantasías o pensamientos intrusivos (que entran en la mente sin control) sobre la persona o aquello perdido.
Períodos en los que se experimentan intensas emociones relacionadas con la pérdida.
Expresiones de dolor incontrolables.
Recordar la pérdida con una enorme y profunda tristeza.
Tratar de evitar todo lo que pueda recordar la persona o aquello perdido, o por el contrario, intentar estar en lugares, hacer actividades o relacionarse con personas que le permitan recordar.
Permanecer enfadado en relación con lo sucedido.
Sentirse mal por seguir adelante con su vida.
Sentirse frío e insensible desde el momento de la pérdida.
Sentirse frustrado en la vida, pensar que nada tiene sentido.
Anhelar y desear intensamente recuperar aquello perdido.
Sentimientos de soledad o vacío.
Pérdida de interés o mala adaptación en actividades sociales, lúdicas, laborales…
Trastornos del sueño.
Estado de ánimo depresivo y reacciones de estrés.
Estos síntomas y reacciones producen un gran malestar y un deterioro significativo en la vida de la persona, tanto a nivel familiar, social o laboral.
Tipos de duelo patológico
Existen varios tipos de duelo complicado o patológico, según la intensidad de las alteraciones, ya sea por exceso (reacciones excesivas, intensas, o de duración más allá de lo esperado) o por defecto (ausencia o retraso en la aparición de las manifestaciones del duelo); entre ellos destacan:
Duelo ausente o retardado: la reacción ante la pérdida es intensa, se experimenta una elevada ansiedad y una negación ante lo sucedido. La evolución del proceso de duelo, se detiene en la primera fase (fase de shock o negación), sin poder elaborarse adecuadamente la pérdida.
Duelo inhibido: ante la pérdida, la persona experimenta como una ¿anestesia emocional?, es decir, se siente incapaz de manifestar y expresar emociones. En este caso, se intenta afrontar la situación mediante mecanismos que bloquean el dolor.
Duelo prolongado o crónico: el proceso de duelo tiene una duración excesiva, que no permite a la persona poder llegar a la elaboración. Se detiene el proceso en la segunda fase (fase de preocupación o depresión).
Duelo no resuelto: en este caso, la persona no consigue elaborar la pérdida y el proceso de duelo se detiene. Es similar al duelo prolongado, pero los síntomas que se experimentan son menos intensos.
Duelo intensificado: ante la pérdida, se manifiestan respuestas exageradas e intensas reacciones emocionales que se mantienen en el tiempo. Se pueden adoptar conductas desadaptativas y aparecer trastornos psicológicos como: depresión mayor, trastornos de ansiedad (ataques de pánico, trastorno por estrés postraumático, conductas de fobia…) abuso de sustancias, estados maníacos…
Duelo enmascarado: la persona puede experimentar síntomas y manifestar conductas que le causan problemas, aunque no tiene consciencia de que estas dificultades están relacionados con la pérdida. A nivel psicopatológico, se manifiesta por síntomas somáticos, conductas desadaptativas, y por una falta de capacidad para expresar emociones y sentimientos.
INTERVENCIÓN
Ante una pérdida, pueden surgir varias reacciones y emociones normales. Muchas personas, pueden afrontar la pérdida y realizar el proceso de duelo sin ayuda; no obstante, otras pueden experimentar dificultades para resolver y afrontar la pérdida, y por lo tanto, para aceptar y reorganizar su vida. En estos casos, puede ser útil realizar un proceso terapéutico para solucionar y resolver el duelo. Hay que tener en cuenta que, no en todos los casos, el duelo es patológico.
Objetivos generales de la intervención:
- Aumentar la realidad de la pérdida: que la persona tome conciencia de lo sucedido, para poder afrontar el impacto emocional.
- Facilitar que la persona pueda hablar sobre la pérdida y las circunstancias en que se produjo.
- Propiciar la expresión emocional de aquellos sentimientos inhibidos sobre lo sucedido.
- Explicación de cuales son los síntomas normales ante una pérdida, para que la persona pueda entender e identificar sus reacciones, sentimientos y conductas, y saber que con el tiempo desaparecerán.
- Ayudar a la persona a superar los obstáculos que le impiden reorganizar su vida. Cuáles son los problemas que ha de afrontar y como resolverlos. Facilitar habilidades de afrontamiento.
- Facilitar el retorno a sus actividades familiares, sociales y laborales.
En el duelo patológico,
El terapeuta hace una evaluación para identificar en qué fase del proceso de duelo se ha detenido la persona, y llevar a cabo un proceso de intervención adecuado. Los objetivos a seguir, dependeran de la fase en que la persona se haya quedado estancada:
Fase 1 (de shock o negación): si la persona se detuvo en la primera fase, y sigue negándose a reconocer la pérdida, el principal objetivo es hacer real la pérdida con diversas estrategias.
Fase 2 (de preocupación o depresión): si la persona evita sentir el dolor o tiene emociones como rabia, ira, sentimiento de culpa… que no puede reconocer y manejar, el objetivo es facilitar que hable sobre la pérdida, para que pueda expresar y verbalizar sus emociones y pensamientos.
Fase 3 (de reorganización y aceptación): en el momento en que se retorna al funcionamiento previo, el objetivo es solucionar los problemas de adaptación a la vida que puedan surgir, y ayudar a la reconstrucción de la propia identidad después de la pérdida.
Técnicas de intervención
Técnicas que ayuden a evocar la situación de duelo no superada:
Psicoterapias cognitivo-conductuales, dinámicas, constructivistas…
Uso de símbolos
Escribir
Dibujar
Libro de recuerdos
Imaginación guiada (silla vacía)
Viajes a lugares significativos
Rituales personales
Decir adiós
Entrenamiento en habilidades de afrontamiento